Financiando la destrucción de la Amazonía

Cómo los bancos europeos y estadounidenses financian la industria petrolera y gasífera a pesar de los riesgos ambientales y sociales que llevan a la Amazonía al borde del colapso.

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Este nuevo informe de Stand.earth y Amazon Watch evidencia que, a pesar de los compromisos de sostenibilidad y procesos de evaluación de la gestión de riesgos, los bancos mantienen un alto riesgo de financiar la corrupción, las violaciones de los derechos humanos, daños ambientales y, en última instancia, el caos climático, debido al continuo financiamiento y líneas de crédito que otorgan a empresas y comerciantes petroleros que operan en la región.

La Amazonía es el último lugar del planeta donde la industria petrolera y la extracción industrial deberían expandirse y es hora de que los bancos den un paso adelante y se aseguren de no ser cómplices de vulnerar los derechos indígenas y la continua degradación de esta región crítica para el planeta.

De los 14 bancos evaluados, JP Morgan Chase, HSBC, Deutsche Bank, Goldman Sachs, y Citigroup tienen un riesgo “muy alto”.

Lea el comunicado de prensa: Nuevo ranking e informe evidencia cómo los bancos globales financian la destrucción de la Amazonía (las traducciones de los comunicados de prensa también están disponibles en Portugués y Francés).

AMAZONAS EN UN PUNTO DE NO RETORNO

La selva amazónica se está acercando a un punto de inflexión debido a la degradación masiva de este ecosistema interconectado. Los científicos definen el punto de no retorno como el momento en el que se produce un nivel de deforestación suficiente para que la Amazonia ya no pueda sostenerse, lo que provocará la muerte regresiva de toda la selva tropical. Debido a la naturaleza inminente de estas amenazas, que tendrían implicaciones masivas en la región y para el clima global, los líderes indígenas y los grupos ambientalistas están pidiendo a los bancos que dejen de invertir en la expansión petrolera y el extractivismo a gran escala en el bioma amazónico. Asimismo, este es un llamado para que los gobiernos y líderes de la región aseguren que el 80% del bosque esté protegido para 2025.